Construir una casa de tierra, un material barato y ecológico y que además evita la utilización de aire acondicionado durante el verano y se calienta con un bajo consumo de calefacción en invierno, puede convertirse en la vivienda del futuro. En muchos países europeos, y hace años ya en Estados Unidos y Australia, se han dado cuenta de ello y llevan tiempo empleando este material, aunque de momento es un objeto de lujo por su carestía. Sin embargo, se están desarrollando técnicas para que el alto coste que supone la mano de obra no sea un problema y pueda competir con el modelo de construcción actual de viviendas.
Para la construcción se deben cumplir varios requisitos como un terreno adaptado que consiste en arcilla, areniscas, margas, calizas, conglomerados o roca sedimentaria. En función de las culturas y zonas donde se construyen, la fachada o fachadas con ventanas y puertas se pueden orientar hacia el sol a lo largo del día (al norte de ecuador hacia el sur y viceversa), o bien huyendo de él, como en el caso de las viviendas subterráneas de oriente medio. Una chimenea solar o un patio interior excavado al otro extremo de la puerta facilitan una buena ventilación.
Estefany Aguirre
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